El diseñador de interiores Charlie Ferrer tiene algo que elegir con la decoración del hogar milenario

El diseñador neoyorquino ofrece una mirada al interior de su proyecto más personal hasta el momento: su colección.

¿En qué momento después de graduarnos de la universidad dejamos de lado las mesas plegables y las imitaciones de alta gama? Para el interiorista Charlie Ferrer, la respuesta es lo antes posible. El creativo con sede en Chelsea fundó su propio estudio y galería de diseño de interiores en 2012, que ofrece una gran cantidad de muebles, iluminación y arte de diseñadores destacados y emergentes. La práctica conjunta ha sido la agencia a la que acuden compañeros creativos y coleccionistas privados que aprecian su ojo ecléctico. Aquí, Ferrer habla de sus artistas favoritos, la importancia de apoyar a los talentos más pequeños y el secreto para crear un interior elegante.

CULTURADO: ¿Qué crees que hace que la escena artística de Nueva York sea distinta?

Charlie Ferrer: La densidad de recursos. Nueva York tiene la mayor concentración de galerías, marchantes, instituciones, artistas en activo, curadores, asesores, conservadores y, no menos importante, coleccionistas. Esta proximidad de personas y talento, dinero e ideas genera una atmósfera altamente productiva.

CULTURADO: Te han catalogado como un "diseñador milenial". ¿Qué crees que está haciendo bien y mal esta generación en sus hogares?

Ferrer: Hay muchos coleccionistas jóvenes que participan en los mercados del arte y el diseño en niveles avanzados, y eso es genial. Deseo una mayor participación en el nivel emergente. Existe un vasto mundo de jóvenes haciendo arte. ¿Dónde están sus homólogos coleccionistas? Me encantaría ver la fusión de una comunidad más grande de "coleccionistas emergentes", un grupo que apoya a sus artistas contemporáneos, eligiendo compras de arte y diseño con tanta frecuencia como otras categorías discrecionales como moda y viajes. El gasto puede ser modesto: se trata menos de dinero y más de curiosidad, educación y un cambio de enfoque. Rara vez entro a la casa de una persona de 30 o incluso de 38 años y encuentro un puñado de fotografías u objetos cuidadosamente recopilados. Esta realidad me parece decepcionante.

Este mismo deseo se extiende a los interiores y al diseño coleccionable. Los millennials tienden a consumir productos minoristas mercantilizados. ¿Por qué elegir secciones informes, diseños escandinavos mal imitados y reproducciones de Pierre Jeanneret cuando hay tantas oportunidades para una expresión individualizada del gusto? El diseño histórico y los productos especiales para el hogar son más accesibles ahora que nunca.

CULTURADO: ¿Cómo impacta la colección de arte de un cliente en su visión de sus interiores? ¿Cómo construiste tu espacio alrededor del tuyo?

Ferrer: Vendo ambientes coleccionados. Cuando un cliente viene a mí con una colección existente de arte y/o diseño, le hacemos espacio. Prefiero que cada habitación que toco contenga arte y objetos, pero no necesariamente diseño habitaciones para arte o lo contrario: selecciono arte para habitaciones específicas. Supongo que las obras a gran escala son una excepción. Si una obra requiere una pared enorme, un camino especial de acceso al espacio, etc., lo planificamos al principio de nuestro proceso.

Filosóficamente, creo en coleccionar por el bien de una colección y en crear interiores que apoyen y dialogen con esa colección. Construyo espacios a través de un proceso iterativo de capas en el que cada objeto tiene significado por sí solo. A medida que un proyecto evoluciona, crece un conjunto de cosas interesantes. La visión del proyecto en su conjunto finalmente toma forma. La suma de sus partes se siente ecléctica y orgánicamente recopilada porque lo es. Los mejores proyectos nunca están realmente terminados, siguen evolucionando, aunque sea en pequeños aspectos.

Cuando llega el momento de instalar arte, me gusta colgarlo densamente, a menudo de manera asimétrica y a veces de manera poco convencional, siempre que el cliente esté de acuerdo.

CULTURADA: ¿Dónde comienza la historia de tu colección personal?

Ferrer: Probablemente en Los Ángeles después de la universidad. Mi amigo David Morehouse trabajó en Hammer durante los años que estuvimos allí. A través de David, disfruté de una gran exposición a artistas, coleccionistas y marchantes: artistas como Mark Bradford, Mark Hagen, Elliott Hundley; los coleccionistas Eugenio López, Beth Rudin DeWoody, Bill Bell, Alan Hergott y Curt Shepard; distribuidores Shaun Regen, Hannah Hoffman, Nino Mier, David Kordansky. Hace más de 10 años, el mundo del arte en Los Ángeles se sentía como un pequeño club. Ese período de mi vida fue enormemente revelador. Me introdujo en un mundo que no conocía. Aunque tuve una galería durante un año donde mostramos muebles y arte (que aparecen en la edición de primavera de 2013 de CULTURED), no creo que haya adquirido ningún arte hasta que me fui a Nueva York.

CULTURADA: ¿Cuál es la primera pieza que compraste?

Ferrer:Una pintura abstracta de Shinpei Kageshima de Take Ninagawa en NADA, Miami Basel en 2011. Ese fue un momento emocionante para mí: estar en una feria concurrida, encontrar una obra de un joven artista que me llamó la atención, mostrada por un marchante que había venido. desde tan lejos, ofrecido a un precio que posiblemente podría pagar.

CULTURADA: ¿Qué obra provoca más conversación entre los visitantes?

Ferrer: Una pieza de técnica mixta compuesta de calcetines usados, silicona y pigmento sobre lienzo llamada A Rag of Sorts de Jesse James Thompson. Es atractivamente táctil y fetichista. Los colores son hermosos y también lo es el marco de bronce que le hice. Compré el trabajo en una exposición colectiva de candidatos al MFA organizada por Edsel Williams en The Fireplace Project en East Hampton.

CULTURED: ¿Qué artista te entusiasma más actualmente y por qué?

Ferrer: Kevin Beasley, en particular sus esculturas figurativas, por su rica materialidad y la emoción palpable que encarnan para mí. Gordon Veneklasen muestra prácticamente todo en Michael Werner. La calidad de su programa es impecable. En cuanto al diseño, estoy impresionado por lo que Alex May está haciendo con Sized en Los Ángeles. Los espectáculos son amplios y ambiciosos. Me inspiran.

CULTURADO: ¿Cuál fue la pieza más difícil de adquirir de tu colección personal?

Ferrer: Para los amantes, tal vez, pero para el arte no soy alguien que juegue al juego difícil de conseguir. Simplemente no tengo el ancho de banda para involucrarme personalmente a ese nivel. Supongo que para mí la adquisición más difícil fue mi escultura de César porque era cuestión de conseguir los fondos cuando encontré la pieza. A veces, extiendo mis límites para conseguir un trabajo que sé que quiero. Hay una intuición distintiva, un reflejo. Me imagino que otros pueden identificarse... El momento era bastante adecuado para el César. Afortunadamente, la galería fue paciente y funcionó. Le tengo mucho cariño a esa pieza.

CULTURADO: ¿Hay alguna pieza que se te escapó o en la que todavía piensas?

Ferrer: Una de las etéreas esculturas de vidrio de Christopher Wilmarth en la galería Craig Starr. Craig montó un espectáculo en 2020 con el que sigo soñando despierto.

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